Después de un parate de cuatro años, a fines de 2024 se produjo el esperado regreso de Don Carlos —o Carlitos, como lo conocen muchos—, la icónica cantina de la familia Zinola frente a La Bombonera, donde comieron desde Anthony Bourdain y Marta Minujín hasta los dos Francis: Ford Coppola y Mallmann. Hay que saber a dónde se está yendo: no es un restaurante cualquiera. No hay menú, no hay empleados, no hay servicio formal. Están mamá Marta en la cocina, papá Carlitos en el salón y su hija Gaby al mando de esta nueva etapa del negocio, que abrió en 1970 como almacén. La experiencia se parece más a comer en una casa donde cocinan muy bien. De una cocina pequeña sale lo que Marta haya preparado ese día, y se prueba un poco de todo. Dependiendo del momento, pueden aparecer fainá, esponjosos buñuelos de acelga, empanadas de atún, croquetas de ricota, rabas... hasta llegar a las pastas, siempre con masa delicada y relleno sabroso. Por ejemplo: unos rótolos o crepes de espinaca con una salsa de tomate perfecta. Te traen cosas hasta que uno dice “basta”. Todo está hecho con ingredientes de primera calidad. Es un lugar singular en Buenos Aires, donde todavía se puede comer con vista a La Bombonera platos de raíz italiana que en muchas casas ya dejaron de hacerse. El dato: entre los tesoros de Carlitos se encuentra una obra que la artista Marta Minujín, habitué del lugar, pintó directamente sobre la pared. Dónde: Brandsen 699, La Boca. (责任编辑:) |